Jesús promete: «Buscad, y hallaréis». Pero en esta cultura del siglo XXI, llena de prisas, a menudo nos distraemos con cosas que nos roban la búsqueda que Él desea. Perdemos mucho de lo valioso ante la frenética urgencia del momento. Aquí, en este versículo, hay una pista, quizás incluso un gran grito, que nos anuncia que Dios tiene mucho más para nosotros, una cantidad infinitamente mayor.

Tanta generosidad me hace preguntarme por qué nos resignamos a tener tan poco de lo que Dios quiere dar, a subsistir espiritualmente con una dieta exigua de migajas. ¿Por qué damos pasos tan pequeños en nuestro caminar con Él? ¿No será porque no lo buscamos como deberíamos? ¿No deberíamos tomar en serio su invitación cuando el Señor ha prometido un tesoro de bienes a quienes piden? ¿Y por qué no llamar cuando el Señor tiene la satisfacción de mi alma en su mano extendida? Creyente, Dios está tras su puerta, listo para abrirla; de hecho, a todo aquel que llame. Y cuando lo hagamos, descubriremos una cantidad ilimitada de lo que necesitamos para nuestro camino. Jesús prometió que todo estaría disponible para los hijos de Dios que lo buscaran diligentemente.

En cada etapa de la vida, debemos desterrar cualquier cosa que nos lleve a una vida mediocre, deslucida o complaciente, y dirigir nuestros esfuerzos a la búsqueda temeraria y apasionada de Cristo, pidiendo, buscando y llamando.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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