¿QUÉ ES LA ADORACIÓN?
Oswald Chambers dijo: “La adoración es dar a Dios lo mejor que te ha dado”. La adoración conlleva la idea de mostrar reverencia a Dios. Es una respuesta activa de adoración, por medio de la cual declaramos su valor. Adorar significa inclinarse y rendir homenaje a Dios: “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmo 95:6).
¿A QUIÉN ADORAMOS?
Jesús dijo: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mateo 4:10). El hombre no es digno de adoración, ni tampoco los ídolos que la gente fabrica. Solo Dios merece nuestra adoración.
¿POR QUÉ ADORAMOS?
Adoramos al Señor como respuesta a sus atributos y a sus maravillosas obras. El Señor nos ha amado, nos ha salvado y cuida continuamente de nosotros. La adoración a Dios es amplia en su ámbito. Se manifiesta a través de una motivación o actividad apropiada, que busca presentar un corazón de gratitud y humildad ante nuestro Rey Todopoderoso. (Por estas razones, buscaremos expresar nuestro amor a Dios, para que Él sea engrandecido y se cumplan sus propósitos).
¿CÓMO ADORAMOS?
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). Adorar en espíritu significa dar a Dios el homenaje de una mente iluminada y un corazón afectuoso. Adorar en verdad, es adorar a Dios según la verdad que Él ha revelado en su palabra, la Biblia.
FORMAS DE ADORACIÓN
La adoración no debe parecerse a un deporte de espectadores en el que nos sentamos a ver cómo juegan los demás. La adoración requiere participación. Adoramos al Señor a través de nuestras palabras de alabanza y exaltación de Dios, dando gracias a Dios en todas las cosas, compartiendo su amor con los demás.
La adoración es un sacrificio. El Apóstol Pablo instruyó a los creyentes: “les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1 NVI).
Podemos hacer de cada día una experiencia de adoración, cuando nos sometemos al Señor. Dios nos ha creado a cada uno con una mente, un corazón y un espíritu, y quiere que los usemos para su gloria. La verdadera adoración no es un servicio de labios, sino un servicio de vida. Debe ser parte de nuestras vidas, tanto como respirar y comer. La adoración debe ser demostrada en cada área de nuestras vidas, cada día de nuestras vidas.
EXPRESIONES DE ADORACIÓN
Expresamos nuestra adoración cuando leemos la Biblia (Salmo 119), oramos, damos diezmos y ofrendas y ofrecemos alabanza a través de la música. Pero la mayor demostración de adoración es a través de la vida que vivimos.
RESULTADO DE LA ADORACIÓN
La verdadera adoración siempre magnifica a Dios y nuestra perspectiva hacia Él. Al magnificar a Dios, todo lo demás se vuelve insignificante. Comenzamos a ver más allá de nuestras circunstancias y limitaciones, nuestros temores disminuyen y nuestro espíritu se refresca.