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Dar, Diezmar y Administrar

La Biblia tiene mucho que decir sobre los cristianos y su dinero. De hecho, la Biblia contiene más de 2,000 versículos sobre el tema. Una y otra vez, la Biblia asocia nuestro dinero con nuestro compromiso y relación con el Señor.

¿QUÉ ES DAR?

Una de las muchas maneras en que podemos ayudar a los demás es dando económicamente. A través del dar, la iglesia primitiva se ayudaba mutuamente e invertía en lo que Dios estaba haciendo. Lamentablemente, el concepto de dar se ha distorsionado hoy en día. Sin embargo, nuestro dar está vitalmente conectado con lo que somos.

DAR ES UN ACTO DE ADORACIÓN

Dar es un sacrificio espiritual y una expresión de amor y gratitud, porque todo lo que tenemos viene de Dios (1 Crónicas 29:14). Algunas personas dicen: “¡No puedo permitirme dar!”. En realidad, no podemos permitirnos no dar. David dijo que no daría al Señor lo que no le costara nada (2 Samuel 24:24). No importa lo que demos a Dios, lo que queda siempre nos sostendrá mejor que si no hubiéramos dado nada.

DAR ES UNA PRUEBA DE NUESTRA FIDELIDAD

La forma en que damos indica mucho sobre nuestra espiritualidad. Nuestro dar revela nuestro sistema de valores. Jesús dijo: “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21). Dios no nos pide que demos porque necesita nuestros recursos. Más bien, nos desafía a hacer de Él el centro de nuestras vidas en lugar de nuestro dinero y posesiones.

PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA DAR

Aunque el apóstol Pablo nunca enfatizó demasiado el tema de dar, tampoco descuidó su importancia. En 1 Corintios 16:1-12, encontramos pautas específicas para dar: también debe ser una práctica universal para los creyentes (v. 1); debe hacerse semanalmente (v. 2); es un acto personal (v. 2); es algo que debemos estar preparados para hacer (v. 2). A medida que demos, Dios satisfará nuestras necesidades y nos prosperará (2 Corintios 9:6-10).

MOTIVOS PARA DAR

Dios promete bendecirnos si tenemos la actitud correcta para dar (Lucas 6:38; Proverbios 3:9-10). Sin embargo, algunas personas dan con motivos equivocados. Pueden dar en un intento de manipular a Dios, para aliviar la culpa, para aumentar el autoestima, para lograr reconocimiento, para obtener poder o para obtener ventajas fiscales.

Sin embargo, la Biblia nos instruye para que “cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7). Los motivos que Dios desea para que demos son: expresar nuestro amor a Él, agradarle, acumular tesoros en el cielo y ayudar a alcanzar el mundo para Jesucristo.

EL PRINCIPIO DE LA ADMINISTRACIÓN

Un administrador supervisa los asuntos y la propiedad de otra persona. La administración implica que todo lo que tenemos pertenece a Dios. Ser un buen administrador significa administrar bien nuestros recursos y utilizarlos para glorificar a Dios.

EL PRINCIPIO DEL DIEZMO

La ley del Antiguo Testamento exigía que el pueblo de Dios diera el 10 por ciento de sus ingresos, que podían incluir rebaños, manadas o cosechas. Este 10 por ciento se conocía como diezmo. Además del diezmo, el pueblo de Dios debía dar ofrendas al Señor para el cuidado del templo y los salarios de los sacerdotes. En los días de Israel, el diezmo no era una donación voluntaria. Se exigía como una forma de impuesto.

¿Es el diezmo para hoy? El Dr. J. B. Gabrell hizo esta observación: “Es impensable, desde el punto de vista de la cruz, que alguien dé menos bajo la gracia de lo que los judíos daban bajo la ley”. Dios hace una promesa increíble a los que dan a su obra. Él abrirá para ustedes las ventanas del cielo y derramará para ustedes tal bendición que no habrá espacio suficiente para recibirla (Malaquías 3:10-11).

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