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Bautismo del Espíritu Santo

Para hacer la obra de Dios, necesitamos el poder de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: "Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes..." (Hechos 1:8).

¿EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO ES PARA TODOS?

El bautismo del Espíritu Santo es para todos los que creen en Jesucristo como su Salvador y Señor, y que son hijos de Dios por medio de Él (Hechos 2:38-39).

¿QUÉ ES EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO?

El bautismo del Espíritu Santo ocurre cuando el Espíritu de Dios viene sobre un creyente. El Espíritu Santo llena la mente del creyente con la comprensión genuina de la verdad, toma posesión de las habilidades del creyente, e imparte dones que califican al creyente para el servicio en el cuerpo de Cristo.

El Espíritu Santo también habla a los corazones de los incrédulos, mostrándoles su necesidad de salvación (Juan 16:7-11). Cuando una persona acepta a Jesucristo como Salvador y Señor personal, el Espíritu Santo mora en su interior (Juan 14:15-17; 1 Corintios 3:16; 12:13). Pero los creyentes también necesitan el bautismo del Espíritu Santo (Hechos 1:5-8).

POR QUÉ NECESITAMOS EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

El propósito del bautismo del Espíritu Santo capacita a los creyentes para el servicio, el testimonio, la guerra espiritual y la firmeza en sus testimonios (Hechos 1:8, 4:19-20, 29-31; 6:8-10; 1 Corintios 2:4).

Jesús ordenó a los discípulos que no comenzaran la obra a la que los había llamado hasta que fueran bautizados en el Espíritu Santo (Lucas 24:48-49; Hechos 1:4,8). Cuando los apóstoles se encontraban con los creyentes en Cristo, enseguida preguntaban si habían recibido el Espíritu Santo. Si no, se aseguraban de que los creyentes lo recibieran (Hechos 8:14-16; 19:1-5). El bautismo del Espíritu Santo es una necesidad absoluta en la vida de cada cristiano para el servicio al que Dios nos ha llamado.

CÓMO RECIBIR EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

Jesús dijo: “Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan” (Lucas 11:13). Dios cumple sus promesas de diversas maneras, y no hay ningún ser humano que reciba las cosas espirituales de la misma manera.

El Nuevo Testamento nos dice que algunos creyentes recibieron el bautismo del Espíritu Santo en el momento de su conversión, como Cornelio y su familia (Hechos 10). Otros, como los creyentes de Éfeso, lo recibieron en un momento posterior (Hechos 19:1-5). Nunca debemos limitar a Dios por nuestras propias expectativas. Él es soberano y obrará de la manera que elija.

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