El cambio es una constante en la vida, pero a veces puede resultar desconcertante. Instintivamente, tendemos a estrechar nuestro círculo para mayor comodidad, pero si lo hacemos, nos volvemos reacios a la dinámica que exige vivir para Cristo.

Cuando se presenta una nueva tarea o desafío, ¿se muestra escéptico, indeciso o inseguro? He aprendido que esos momentos de asumir riesgos y aventurarse en lo desconocido son momentos de gran exigencia y significado que ayudan a definir quiénes somos hoy. El mundo pregona la falsa premisa de la evolución como un agente de cambio. Pero yo sostengo que cuando un hijo de Dios se entrega a su obra en su vida, ocurre algo real y poderoso.
Dios nunca cambia, pero nosotros debemos hacerlo si queremos mantenernos espiritualmente sanos y productivos. La naturaleza inmutable de su carácter y sus promesas nos brindan la constancia que necesitamos cuando Él dice: “Es hora de que te levantes y vayas” o “Levántate y actúa”.

Te animo a leer sobre Abraham y Sara a partir del Génesis, capítulo 12. Estos santos del Antiguo Testamento son un ejemplo perfecto de confiar en Dios a través del cambio y de las inimaginables posibilidades de lo que puede suceder cuando uno lo hace. ¡El Señor incluso les dio nuevos nombres para reflejar la realidad de lo que Él lograría a través de ellos!

Ruego que, si enfrentas el desafío del cambio hoy, lo aceptes y lo uses para la gloria de Dios. No querrás perderte lo que Él tiene reservado para ti.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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