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Éxodo 3:7-10

“ Pero el Señor siguió diciendo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias. Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas, y he visto también cómo los oprimen los egipcios. Así que disponte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo”.

 

Donde yo vivo, la gente se desplaza continuamente, siempre con la esperanza de establecerse en un lugar mejor que el que dejaron. Estos versículos me recuerdan que lo mismo ocurre con el pueblo de Dios: sólo el Señor es el que se traslada. Desde el momento en que somos Suyos, Dios nos traslada continuamente, espiritualmente hablando, a un lugar mejor y más amplio. (Salmo 18:19) Pero, a veces, la incredulidad se cuela y nos priva de la capacidad de ver lo bueno que es ese nuevo lugar.

El problema surge cuando los sentimientos gobiernan y reinan. Cuando las cosas no salen como queremos, las esperanzas se desvanecen y aparece la desilusión. No podemos ver lo bueno que será a largo plazo o considerar que Él nos ha bendecido al no responder a algunas de nuestras oraciones. Y luego están las dudas y preguntas que plagan nuestros pensamientos: “No entiendo por qué ha sucedido esto” o “¿Por qué Dios no ha hecho algo al respecto?”.

Sólo Dios conoce el momento y la visión que tiene para nuestras vidas, y lo mejor para nosotros es dejárselo todo a Él.

El tiempo del Señor es siempre perfecto, ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Escucha Sus palabras: “Ciertamente he visto, he oído, sé, he descendido para librarlos… y hacerlos subir”. ¡Qué consuelo y qué ánimo nos dan!

Dios nunca nos pide que entendamos el “por qué”, sino que confiemos en que forma parte de Su plan. Él ha ordenado tu vida de maneras que te sorprenderán gratamente. Ahora permítele con gusto que se mueva como Él crea conveniente.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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