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1 Pedro 1:15-16

“Sino, así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”.

Debido a la degradación de nuestra sociedad y de nuestros valores morales, la palabra santidad suena arcaica, incluso puritana, a nuestros oídos. El mundo se dirige naturalmente hacia la destrucción, y los que siguen su camino corren de cabeza hacia la muerte espiritual. Desinformados, inconscientes y engañados, se apresuran por la vida, en un camino que no va a ninguna parte, hacia un final que no creen que exista. Esta es la condición de la que Jesús nos liberó, y ahora, a través de Cristo, Dios nos ha declarado santos.

Tal vez te preguntes: “¿Santo? ¿Yo? ¡Sigo sintiendo el tirón del pecado en mi vida!”. Yo también. Pero no te equivoques, todos los que entren en el cielo serán perfectamente santos y sin pecado. En el cielo, la naturaleza pecaminosa que hoy nos atormenta será desterrada para siempre. Piénsalo. No solo el deseo de pecar no entrará en nuestros corazones y mentes, sino que la sangre del Cordero ha borrado incluso la posibilidad de ello.

Aunque nuestra llegada al cielo es todavía futura, debemos hacer lo que Dios nos ha llamado ahacer hoy: vivir vidas santas, viviendo de acuerdo con Su Palabra.

La palabra del Nuevo Testamento para “santo” es Hagios, que significa “apartado”. Un creyenteapartado ya no se mezcla con la multitud con la que una vez corrió. Se ha apoderado de una nueva realidad que es evidente y poderosa.

¿Está de acuerdo en que nuestra conducta -más que las palabras- es el mejor testimonio de nuestra nueva vida en Cristo? Entonces, caminemos con Él, separados y santos, glorificándolo ahora y para siempre.

 

Esperando Su regreso,- Pastor Jack

 

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