Mateo 2:11
“Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, é incienso y mirra.”
Poco se sabe acerca de los sabios que vinieron a rendir homenaje al Rey recién nacido. Escritores antiguos mencionan una secta de eruditos babilónicos que se dedicaban al estudio de la filosofía, la medicina y las ciencias. Algunos creen que el profeta Daniel, durante su cautiverio en Babilonia, les instruyó sobre la ley, los profetas y la venida del Mesías según el Antiguo Testamento. Lo que sí sabemos acerca de estos viajeros es que eran magos del Oriente, quienes trajeron regalos para ofrecer a Aquel que es digno de adoración.
Los regalos de los magos no eran ofrendas típicas para un niño. Uno de ellos presentó oro, un regalo digno de un rey. Apocalipsis 19:16 declara a Jesús como el “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”. Otro trajo incienso. En el Templo, los sacerdotes usaban incienso durante los momentos de adoración y sacrificio. Jesús es nuestro “sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo” (Hebreos 2:17). Su sacrificio abrió el camino para que todos los que creen puedan disfrutar de comunión eterna con Dios. Pero el regalo más extraño fue la mirra, una especia utilizada para embalsamar a los muertos. Sin embargo, cuando fue colocada ante el pesebre, podemos ver el plan eterno de Dios: la cruz que esperaba a Su Hijo.
Oro, honrando Su realeza; incienso, que simboliza Su sacrificio sacerdotal; y mirra, representando Su muerte. ¿Qué regalo le ofrecerás a tu Rey hoy? Déjame compartir algunas ideas: tu devoción, dedicación, pasión, placer y posesiones. Añade a eso tu familia, tiempo, energía y vida. Pero hay un regalo que debe estar primero en la lista: tu corazón.
Esperando Su regreso,
– Pastor Jack
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