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Lucas 2:11-12 

“Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”

La pregunta, “¿Qué Niño es Este?” es la apertura de un himno navideño muy amado. Es una pregunta importante que exige una respuesta de toda la humanidad, ya que este no era un Niño común.

Los pastores conocían bien la Ciudad de David, pero ¿cómo podrían encontrar a un bebé entre tantos? Solo había un lugar donde un pesebre y pañales se encontraban juntos: la Torre del Rebaño, en las cercanías de Belén. ¡El cumplimiento de la profecía de Miqueas finalmente había llegado!

“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” (Miqueas 5:2)

Sin embargo, los bebés humanos no eran colocados en la Torre del Rebaño ni puestos en pesebres; solo los corderos recién nacidos lo eran. Este era el lugar donde los pastores levíticos cuidaban sus rebaños destinados a los sacrificios del templo. Los corderos recién nacidos eran colocados en pesebres para ser examinados en busca de imperfecciones, ya que estos futuros sacrificios debían ser declarados perfectos antes de ser envueltos en pañales, el mismo tipo de tiras de lino que envolvieron el cuerpo de Jesús cuando yacía en la tumba.

El “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29) nació en Belén Efrata porque señalaba a la humanidad hacia la verdadera razón por la que Jesús vino a la tierra: la cruz. Jesús fue el perfecto Cordero de Dios, sin defecto ni mancha, el único sacrificio aceptable por tus pecados y los míos.

La pregunta sigue siendo: ¿Quién es este Niño para ti? Oro para que Él sea Cristo el Señor, tu Rey y Salvador.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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