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Isaías 55:10-11 

“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”

La Palabra de Dios es verdaderamente poderosa. Como pastor, he visto cómo la Palabra de Dios avanza como un misil, explotando con gozo en los corazones de quienes la escuchan. Dios utiliza las Escrituras como una herramienta de amor hacia Sus hijos. El evangelio, cuando es recibido, produce algunos de los frutos más dulces: amor fraternal, comunión piadosa y amistades que resisten la prueba del tiempo.

La Palabra de Dios es ilimitada. Ninguna frontera nacional ni política podrá jamás restringirla. Debemos esperar grandes cosas cuando Dios envía Su Palabra al mundo. Oremos por las naciones y tierras de todo el mundo que aún no han experimentado el amor y la liberación de Jesucristo.

¿Y qué hay de la Palabra de Dios en el hogar? Te animo a sumergirte en tu Biblia y orar con ella. Jesús prometió: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho” (Juan 15:7).

Esposos y esposas, seleccionen un versículo cada día para orar. 1 Timoteo 2:8 nos dice que levantemos nuestras manos en oración. Papá y mamá, antes de retirarse por la noche, pónganse en la puerta de las habitaciones de sus hijos, extiendan sus manos y oren las Escrituras sobre ellos. Y si alguno está extraviado o las cosas son difíciles, oren con más fervor. ¡Nunca dejen de orar la Palabra de Dios sobre ellos!

Creyente, cuando oras las Escrituras, puedes estar seguro de que el fruto de tu labor madurará a su debido tiempo. Dios lo promete.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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