Gálatas 6:9
“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”
A menudo me detengo y reflexiono sobre las vidas de aquellos que nos han servido bien, como Abraham Lincoln. Su Discurso de Gettysburg es magistral, su habilidad política y sus logros son impresionantes, pero es su vida personal lo que me asombra. Perseguido por el fracaso empresarial, la pérdida personal, la derrota política, las crisis familiares y las graves dificultades financieras, Lincoln soportó desafíos que habrían aplastado al hombre promedio. Pero Abraham Lincoln no era promedio.
¿Cómo capacita el Señor a un hombre o una mujer para lograr grandes cosas? La sabiduría convencional diría que es una vida llena de beneficios y bendiciones. Sin embargo, décadas más tarde, el presidente Roosevelt comentó que la vida de Lincoln encarnaba “no la doctrina de la comodidad impropia, sino la doctrina de la vida extenuante”.
El fracaso y las dificultades nunca deben ser el final de la historia.
Que Abraham Lincoln era diferente no está en duda. Pero, ¿cómo es que mostró fortaleza en lugar de resignación? El propio Lincoln da la respuesta.
“Toma todo lo que puedas de este Libro con la razón y el resto con la fe. Creo que la Biblia es el mejor regalo que Dios le ha dado al hombre”.
“Muchas veces me he puesto de rodillas por la abrumadora convicción de que no tenía adonde ir. Mi propia sabiduría, y la de todos los que me rodeaban, parecían insuficientes para el día”.
Dios fortalece a aquellos que lo buscan de todo corazón en medio del estrés y la tensión. Al volverte a Él en Su Palabra y oración, puedes elevarte por encima de tus imposibilidades para hacer lo improbable. Y en Él, no serás mediocre.
Esperando Su Regreso,
– Pastor Jack
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