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Salmos 1:1-3

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

En uno de nuestros recorridos en Israel, nos encontramos con un árbol que crecía directamente de una roca a lo largo de un sendero junto a un río. Lo que me asombró fue que aparentemente no había tierra o suelo alrededor para brindarle fuerza y seguridad. Al observar más de cerca, notamos que su sistema de raíces no se había enredado alrededor de la roca, sino que sabiamente se extendía directamente hacia el río.

¿Qué lecciones de fe podemos encontrar en esta tremenda lección objetiva y en los versículos que tenemos ante nosotros? La primera proviene de la palabra “bienaventurado,” que en el idioma hebreo está en plural. Significa que muchas bendiciones esperan a aquellos que eligen la sabiduría divina sobre la sabiduría mundana. Un camino conduce a una fructificación bendecida, el otro al estancamiento o algo peor.

La segunda lección es esta: lo que podría parecer una condición adversa puede ser precisamente lo que nos mantiene cerca de las aguas vivificantes. La frase “corrientes de aguas” sugiere un suministro constante de humedad, incluso en condiciones desfavorables. A menudo, la vida puede parecer tan dura e impenetrable como una roca, pero cuando sumergimos nuestras raíces en la gracia de Dios revelada en la Palabra de Dios, nada puede impedir nuestro continuo crecimiento en Cristo.

¿Dónde están plantadas tus raíces hoy? Tal vez no estés siguiendo el camino de los impíos, pero tampoco estás creciendo. Tu crecimiento espiritual está estancado. Querido amigo, plántate en el agua pura de la Palabra: ámala, empápate de ella, aplica tu corazón a ella y observa cómo fluye la bendición de Dios.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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