Salmos 37:1-5
“No te impacientes a causa de los malhechores ni tengas envidia de los que hacen Iniquidad. Porque, como la hierba, pronto se secan, y se marchitan como el pasto verde. Confía en el SEÑOR y haz el bien. Habita en la tierra y apaciéntate de la fidelidad. Deléitate en el SEÑOR y él te concederá los anhelos de tu corazón.
Este salmo comienza con cierta inquietud, pero rápidamente pasa a un lugar de confianza intencionada. Es como si el autor, el rey David, dijera: “¡No te rindas! Hasta ahora has seguido a Dios de cerca. ¿Por qué ibas a comprometerte ahora? Sus planes para ti no han cambiado”.
La confianza es la mejor posición desde la que tú y yo podemos levantarnos al comenzar cada día y el lugar de mayor seguridad cuando nos retiramos por la noche.
La tentación es inquietarse y calcular mal las intenciones de Dios, pero no dejes que tus preguntas sin respuesta o persistentes te hagan desviarte. Cuando todo parece estar fuera de lugar, y nada parece estar funcionando como crees que debería, el plan de Dios sigue marchando hacia adelante para tu beneficio.
El llamado del salmista a la paciencia y a la serenidad de corazón puede parecer irrazonablemente difícil en estos tiempos de problemas y agitación, luchas y caos, por lo que me alegra que no nos deje en la oscuridad sobre cómo llegar a donde Dios nos manda. La obediencia al mandato de Dios de alimentarnos de su fidelidad y deleitarnos en Él, confiándolo todo a sus capaces manos, nos garantiza que avanzaremos, aunque parezca que lo hacemos a paso de tortuga.
Hay otros principios de aliento en este salmo, pero si solo practicáramos los que he mencionado, creo que nuestros corazones estarían más ligeros, nuestros pasos más seguros y seríamos más felices por ello.
Esperando Su regreso,- Pastor Jack
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