Hebreos 6:19
“Una esperanza que es para nuestra vida como un ancla firme y segura …”
La vida es turbulenta. A veces se siente como si estuviéramos en un barco tratando de encontrar un puerto seguro para echar el ancla. Pero, ¿qué hacemos cuando los mares tormentosos hacen que estrellarnos contra las rocas o encallar en un banco de arena sea una posibilidad? Si viviéramos en tiempos antiguos, dependeríamos de un barco llamado el precursor.
El capitán llamaba al precursor cuando un barco no podía entrar en un puerto. Sus marineros colocaban el ancla del barco en este bote más pequeño y lo bajaban al agua. La tripulación remaba con el ancla a través de las olas hasta el puerto y la tiraban por la borda. A pesar de la turbulencia en la superficie, el ancla del barco descansaba en el fondo del océano, firmemente sujeta dentro del puerto. ¡Qué gran lección para cada creyente sacudido y golpeado por el viento!
Querido hermano, Jesús es nuestro Precursor que ha ido delante de ti, por el camino de la cruz del Calvario. Él, que ha pasado por las profundidades del infierno, es quien ahora está sentado a la diestra de Dios en el cielo. Tu salvación está segura, anclada a las inmutables promesas de Dios por esta razón: “Porque yo, el SEÑOR, no cambio” (Malaquías 3:6). La promesa de la vida eterna está destinada a anclar toda tu vida. Si te aferras a ella, no serás movido por el viento ni por las olas.
¿Pero qué pasa si la vida se vuelve más difícil? Puede que sí, pero descansa completamente en Jesucristo, tu esperanza viva, y Él te mantendrá seguro y a salvo hasta que la tormenta haya pasado. Tu ancla ya ha sido echada.
Esperando Su regreso,
– Pastor Jack
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