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Habacuc 3:2

“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.”

La carga de Habacuc era ver a Israel regresar al Señor. Al inicio de su travesía por el desierto, Israel fue guiado por el Espíritu, pero en algún punto del camino decidió avanzar por sí solo, apartándose de Dios. Cayó de su posición elevada para convertirse en una prostituta endurecida.

El deseo de Dios de llevar a Israel a un lugar de abundante plenitud es el mismo que tiene para los creyentes hoy. Sin embargo, al igual que ocurrió con el antiguo Israel, lo que el Señor desea y lo que llega a suceder no siempre coinciden. Sí, Él es soberano. Y sí, nos impulsa a seguirle de cerca y a experimentar Su bondadosa mano en nuestras vidas. Pero debemos ejercer nuestra capacidad de elección con responsabilidad.

A lo largo de la Biblia, Dios se revela como “misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia” (Salmo 103:8). A quienes siguen un camino seco y vacío de su propia elección, Él les dice: “Vuélvanse a Mí, y experimenten tiempos de refrigerio y avivamiento en Mi presencia.” Dios desea reavivar el fuego que se ha apagado y que antes ardía con santo celo, trayendo nueva vida a tu alma. Todo lo que pide a cambio es que permitas que Su Espíritu te guíe conforme a Su Palabra y Su voluntad.

Habacuc oró: “Avívanos en nuestros días.” Que su oración sea también la nuestra. Dios, en nuestro tiempo, haznos conocer la gloria de Tu presencia, porque hemos oído de Tu fama y estamos maravillados de Tus obras, oh Señor.

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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