¿QUÉ ES EL BAUTISMO EN AGUA?
El bautismo en agua es un testimonio público y externo que muestra una fe personal e interna. Da evidencia del cambio interno que ya ha ocurrido en la vida del creyente, cuando “nació de nuevo” a través de la fe en Jesucristo.
¿POR QUÉ DEBEMOS SER BAUTIZADOS?
Debemos ser bautizados porque Jesucristo lo ordenó (Mateo 28:19), y porque amamos al Señor. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). A lo largo del libro de los Hechos, leemos cómo la iglesia primitiva daba importancia al bautismo en agua (2:41; 8:12,38; 9:18; 10:47-48; 16:15,33; 19:3-5).
¿QUIÉN DEBE SER BAUTIZADO?
Todos los creyentes nacidos de nuevo en Jesucristo y solo los creyentes deben ser bautizados. (Marcos 16:15-16; Hechos 8:12, 36-38; 16:31-33; 18:8)
¿DEBEN SER BAUTIZADOS LOS BEBÉS Y LOS NIÑOS?
Después de que Pedro habló en Pentecostés, “los que recibieron con gusto su palabra [en su totalidad] se bautizaron” (Hechos 2:41, énfasis añadido). En el Nuevo Testamento, en todos los casos en que se bautizó a una persona y se le dio su identidad, esa persona era un adulto. A la luz de las Escrituras, el bautismo de infantes debe ser descartado, porque los infantes no pueden recibir la Palabra de Dios y entenderla. Sin embargo, los infantes deben ser dedicados al Señor (1 Samuel 1:26-28). Los infantes pueden ser bautizados si reciben y entienden la Palabra de Dios.
¿EN EL NOMBRE DE QUIÉN DEBEMOS SER BAUTIZADOS?
Como parte de la Gran Comisión, Jesús instruyó a los discípulos a bautizar “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).
¿ES NECESARIO EL BAUTISMO EN AGUA PARA LA SALVACIÓN?
La Biblia enseña claramente que somos salvos por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9) y según la misericordia de Dios (Tito 3:5). El ladrón en la cruz junto a Jesús no tuvo tiempo de ser bautizado; sin embargo, Jesús le prometió que estaría con Él en el Paraíso ese día (Lucas 23:43). La Biblia no contiene ningún registro de que Jesús bautizara a nadie; una extraña omisión si el bautismo era esencial para la salvación. El apóstol Pablo declaró: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio…” ( 1 Corintios 1:17). Esto indica claramente que la salvación es una respuesta de fe al evangelio y no el acto del bautismo. Por lo tanto, el bautismo en agua no es un acto de salvación, sino un acto de obediencia.