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A James Erwin le encantaba volar. Y al contemplar el mundo desde el punto de observación de su avión, ese deseo parecía haberse cumplido. Tranquila y quieta, la Tierra parece inusualmente pacífica cuando estás a cuarenta mil pies de altura. Pero no fue hasta que Erwin fue ascendido a astronauta que se dio cuenta de la situación en su conjunto.

A dos días de la Tierra, su nave espacial Apolo fue reposicionada. En ese momento, Erwin miró por la ventana y contempló su hogar, su mundo. En sus propias palabras, James Erwin anunció: “Solo Dios pudo haber hecho esas estrellas… la Tierra tan perfecta, una bola azul de vida en medio de una extensión sin vida”.

Hace muchos años tuve el privilegio de escuchar a este hombre hablar de las gloriosas obras creativas de Dios. Dijo que fue durante su misión Apolo que fue ganado para Cristo por el mero testimonio de los poderes creativos de Dios mismo. Los cielos y el universo en expansión ante nosotros hablan de un diseño y un poder de ingeniería que son poco apreciados.

Una noche, cuando nuestras hijas eran pequeñas, pasamos la noche en el patio trasero bajo las estrellas. Mientras mirábamos hacia arriba, se ofreció una oración improvisada: “Gracias, Señor, por una noche maravillosa y por esas estrellas maravillosas”. En verdad, “Los cielos declaran la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.

¿Eres cristiano, seguidor del único Dios verdadero, el Creador del universo? Entonces, la próxima noche despejada, ¡sal y mira hacia arriba y adóralo!

Esperando Su regreso,

– Pastor Jack

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